domingo, 23 de junio de 2013

Semblanza para el sociólogo Demetrio Taranda

Foto: Diario La Mañana de Neuquén.
Se trata del reconocido sociólogo y docente de la Universidad Nacional del Comahue. Escribió, entre otros trabajos, el libro "Silencio Hospital: una historia de la salud pública de Neuquén".

En sus estudios, Taranda abordó problemas sociales de esta provincia, remarcando también la importancia de la política y al Estado.

A continuación transcribimos una semblanza:




Por Alcira Trincheri*

"A la comunidad de Neuquén:

Se nos está yendo, tal vez el más conocido y reconocido de los sociólogos de la ciudad. Mediático no por su carisma, sino por sus saberes. Seguramente uno de los sociólogos más formados teórica y académicamente. Defensor a ultranza de la sociología al servicio de los problemas sociales y del cambio social a través de la concepción materialista. Siempre entendió que el debate era la única manera de superar las contradicciones teóricas y prácticas, y por qué no decirlo, a raíz de esta actitud difícil ganarle en una discusión y pocos querían debatir con él. Un sesentista en su formación académica que luchó en contra de la violencia en los setenta y participó con la apertura democrática en los ochenta.

Tal vez el universitario menos querido por el poder político neuquino dominante, porque siempre eligió los temas que pocos de los cientistas sociales se animaban a abordar porque sus temáticas eran espinosas para el partido del gobierno u otros partidos que no querían encararlos porque no se animaban, no opinaban ni los estudiaban y por lo tanto quedaban sin solucionar.

Le apasionaban las cifras estadísticas y con ellas siempre estaba brindando información sobre los desocupados, la pobreza y el analfabetismo. Desde su visión crítica de la sociedad y la política abordó temas desde grupos neonazis hasta las luchas sociales, los piquetes, las huelgas, la salud y las consecuencias sociales de la instalación de las represas o la explotación petrolera. Últimamente estaba estudiando con otros colegas un tema que lo preocupaba: la distribución y apropiación de tierras en Neuquén.
Demetrio murió debido a una enfermedad muy agresiva con doble comando que le fue consumiendo su cuerpo, con lo único que ella no pudo fue con su cerebro y por tanto su conciencia hasta el momento de irse. Siempre batió récords de cantidad de rayos, de quimios, del tiempo que la medicina dice que dura un cuerpo humano, así resistió a la muerte, siempre rompió con los decires de los libros médicos, pero no alcanzó para ganarle a la enfermedad que fue implacable y que se llevó la vida de un intelectual que estaba activo en su producción científica y no le permitió gozar del periodo que le restaba para disfrutar y recrearse. Pues era un trabajador incansable, superaba a los jóvenes en dedicación, en horas de lectura. No podían seguirlo en el ritmo de la intensidad puesta en su trabajo.

Sus relaciones afectivas y su vida privada, nos pertenece, y por tanto no estará en los contenidos de esta despedida. Sólo podemos decirles que mantuvo los vínculos identitarios con la patria de sus ancestros, a la que amó incluso antes de conocerla. Fue un ferviente cinéfilo (Eisenstein y Sukurov) y su compañía más habitual era la música clásica (Shostakovich y Schnittke), pero sobre todo la rusa folklórica y la étnica. El arte vanguardista ruso era otro de sus gustos preferidos (Kandinsky).

Demetrio decidió que sus libros, que son muchos, sean donados a la carrera de Sociología por lo tanto donde esté la sede de la carrera ahí deberán estar ellos en la biblioteca más cercana para ser utilizados por los alumnos.

Agradecemos infinitamente a la obra social de la Universidad que en todo momento nos acompañó, vigiló su atención médica y prevenía los momentos difíciles antes de que sucedieran.

Pedimos disculpas a todos aquellos amigos, vecinos, colaboradores, colegas, periodistas, que querían visitarlo o llamarlo por teléfono y que Demetrio no pudo atender. Su deseo fue que no lo vieran con los estragos que la enfermedad y las secuelas de los tratamientos se habían manifestado en su cuerpo.

Demetrio querido, Mitchi, descansa en paz y nosotros tomaremos una vodka en tu honor con la música de Shostakovich de fondo".

*Docente de la Universidad Nacional del Comahue, de la Cátedra Libre Mundo Afroasiático.

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